Un poco de ti by A. K. Guardián

Un poco de ti by A. K. Guardián

autor:A. K. Guardián
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2020-09-01T09:08:09+00:00


Capítulo 15

Estrellas distantes

Me senté en uno de los troncos alrededor de la fogata, en espera de que no se apagara, con esperanzas de que el frío pasara.

No había hecho más que cometer error tras error. ¿Qué creía mi padre que haría? ¿Que me quedaría inmóvil a esperar que Ónix partiera? No. Él esperaba que todos hubiésemos hablado y acordáramos quién iría al pueblo y, de seguro, yo no figuraba en las opciones.

Me estaba empezando a doler la herida de mi pierna, con cuidado levanté mi falda hasta la rodilla y quité las vendas —manchadas y sucias— que me había colocado Merlina en la mañana.

—Se ve más fea de lo que es en realidad. —La voz de Zokka me sobresaltó.

Traía en las manos un recipiente y vendas limpias. Se sentó a mis pies, tomó un pedazo de tela y lo humedeció con agua, pasándolo por la herida con cuidado para quitar la sangre que se había secado en los bordes, a lo largo de mi tobillo y pie. La presión que ejercía me molestaba. Cuando se aseguró de que estaba lo bastante limpia, me aplicó algo pastoso de un color verde oscuro, me explicó que eso ayudaría a cicatrizar rápido, y luego vendó la herida de nuevo. Por último, se sentó a mi lado.

—Gracias —susurré, bajando de nuevo mi falda. Subí mis piernas en el tronco para rodearlas con mis brazos.

Zokka intentó hablarme, pero fue interrumpido por mi hermana al decirle que Ámbar lo llamaba. Esme ocupó el lugar de mi hermano. Ambas miramos por un buen rato el pequeño e intranquilo fuego, hasta que ella rompió el silencio.

—Ya debe ser bien entrada la noche, de seguro no tarda en caer la tormenta, mira cómo las nubes se aglomeran alrededor de la luna. —No hice caso de lo que decía, me apretujé más las piernas y mi herida se quejó de ello. Esme continuó—: ¿Fue muy duro contigo? —No respondí tampoco—. Supongo... Pero, Jade, en qué estabas...

—¿Pensando? —interrumpí casi susurrando, me escuché a mí misma con la voz pesada—. En Ónix. Fue lo único en que pensé. No quiero perderla, hermana. Ella no merece sufrir de esta manera, no es justo.

—Jade, no duraremos para siempre. No somos inmortales. Cariño, si Devlesa la necesita a su lado, ¿quiénes somos nosotros para impedir que vaya? No solo te has puesto tú en peligro, también a toda la kumpania. Si algo sucede más tarde, será peor para ella. ¿No pensaste en eso?

No. No consideré nada ni pensé en nada. Por mi mente solo estaba el hecho de adquirir esas hierbas para ayudarla. Lo único que pensé en ese instante fue en buscar lo mejor para mi querida abuela. Si los perdía a ellos... me sentiría más perdida. Estaría completamente sola.

—Sé que no estaremos aquí para siempre, Esme. Sé que solo estamos de paso para cumplir nuestra misión y volver a ser polvo y sombra en este mundo. Sé que he cometido estupidez tras estupidez. Pero... —Me mordí la lengua para aguantar las ganas de llorar y apreté mis piernas para no salir corriendo.



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